El Agutí y el Ciervo
La conducta explorada en el texto
es reflexión ya que el señor aprende a respetar la vida de los demás, que no se debe matar a nadie por diversión,
vivir es algo serio y no está bien inculcar desde pequeños asesinar a los
animales por entretenimiento.
La perspectiva narrativa de la
lectura es desde un narrador protagonista, ya que el narrador cuenta los hechos
en primera persona y relata la historia desde “dentro” de un personaje siendo
este un personaje central.
El contraste que hay entre los tres mundos es que el animal
es un conjunto de seres vivos que comparten características relevantes que
los distingue de otros, mientras que el mundo infantil es el período de la vida
humana que comienza con el nacimiento de un ser inocente, frágil, en formación
y de cuidado por un adulto, así como el mundo de los adultos hace referencia a
una edad tal que ha alcanzado su pleno desarrollo orgánico, incluyendo la
capacidad de razonar, de tomar decisiones, de discernir qué es correcto o no.
Cuando le regalaron el ciervito
estaban en la casa de verano, ubicada en un lugar
selvático.
Observa que cambia de selva (jauría de animales salvajes,
cazan para sobrevivir) a un chalet en buenos aires y el ciervo intenta huir a
través de una abertura en las rejas, quiere ser libre. El
hombre en la selva es depredador, en la ciudad cuida a los animales.
Simboliza el corazón de piedra
de un cazador por matar, y el agutí la paz de un animal inofensivo. Y que estos
sentimientos juntos llegan a conmover al cazador por sus actos y hacerlo
cambiar de parecer.
Está narrado en primera persona desde la voz del
protagonista que en su infancia, manifiesta un anhelo por matar a los pájaros, con los años su pasión se aduerme, solo
con una ligera circunstancia para que resurja con violencia extraordinaria.
Una madrugada de verano, se
despierta por el aullido de una jauría de perros que habían perseguido el
rastro de una bestia muy cerca de su casa. El trató de contenerse por un rato,
pero no aguantó más y agarró un machete,
y siguió el latir de la jauría.
Al llegar al lugar se dio
cuenta que el animal estaba refugiado dentro de un árbol, se trataba de un
agutí y lo mató de dos machetazos. Meses después le
regalan un ciervo, con apenas siete días de edad, y su hija lo crio con tetero,
pero al tiempo le arrebata la vida un chico de la vecindad.
El cuento se basa
principalmente en la reflexión que hace el protagonista de que no está bien
matar a los animales por diversión, ya que le agarra cariño al ciervito porque
se apropió de su existencia, y aprecia
el valor de una vida ajena.
el aguti y el ciervo entran a ser personajes secundarios
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